Datos personales

Mi foto
Soy Tucumano, 29 años, Adm. de Empresas; MBA 2009. Actualmente viviendo en Tucumán, dedicado desarrollo de proyectos personales. Emprendedor.

jueves, 24 de junio de 2010

Cuando un hombre pasa las fronteras y los colores.


En mi blog, trato de expresar lo que siento. Intento ser original y ocurrente.
Lo que le pasó a Martín Palermo, se le pareció mucho a lo sucedido con Juan Curuchet en Beijing 2008. Mismo mensaje: persevera y triunfarás; levantate y seguí; que al final del camino siempre llega lo que te merecés.
Particularmente esta vez me pareció que serlo era transmitir tal cual una nota que me acercaron. Para entender el sentimiento de lo que se vivió a través del logro de una persona, de un "patadura de los nuestros" que recibió su premio.
Les dejo esta nota de Victor, un periodista de Costa Rica:

Malditos argentinos: me sacaron las lágrimas
No importa que sea el goleador histórico de Boca, el ídolo, el referente. Cuando de jugar con la sele se trata, Martín Palermo se la pela.
La anterior es una idea tan compartida como injusta, dado que el rubio veterano hacía rato que había desaparecido de la albiceleste, castigado tras protagonizar la pelada más grande de todos los tiempos para un delantero: botar tres penales en un mismo partido.
Aquel episodio fatídico desterró a Palermo de la selección argentina, por lo que debió conformarse con sumar goles por docenas con Boca. Ídolo local, sin salir de la Bombonera.
Luego llegó Maradona al frente del equipo nacional y, como es su costumbre, hizo lo inaudito, lo insospechado, lo risible: resucitar a Palermo.
En un equipo encabezado por dios en la tierra –Lionel Messi– y con depredadores de porteros como Milito, Tevez, Higuaín y Agüero, Palermo es una anomalía, un bicho raro, un antojo, un chiste, un capricho del caprichoso Diego Armando... y en buena hora que Maradona hace lo que le da la gana.
Mientras que la mayoría de los técnicos en el Mundial africano destellan elegancia, clase, buen vestir, gusto y decencia, Maradona es un corrientazo, un hincha metido en un traje entero que se quiere reventar. Con aretes y pelo a la taxista, el Diego es el entrenador más divertido de la cita, ese al que los aficionados pagan por ver tanto, o incluso más, que a su equipo.
Maradona llegó a Sudáfrica y disparó tieso y parejo: se cagó en Platini y Pelé; endiosó más a Messi; humilló a los coreanos con un inesperado taquito; besó y nalgeó a todos sus pupilos para decir más tarde que a él lo que le gustan son las mujeres, brincó como un enano... pues es un enano.
Y hoy, con su equipo más que clasificado y sin nada que perder, Diego se salió con la suya: mandó a llamar a Milito y en su lugar metió a Palermo, sí, al roco de Palermo.
Cuando lo vi entrar a la cancha no pude evitar una risa de satisfacción, involuntaria pero sincera: ahí estaba jugando, por primera vez en un Mundial, el artillero insigne del fútbol argentino, el mismo que hasta hoy se pudo quitar de encima el karma que da el pelársela como sólo él se la ha pelado.
Palermo corrió, la pulseó pero estaba claro que meter un gol era misión imposible para él y todos sabíamos que ese sería, posiblemente, el único ratico que lo veríamos en acción en este torneo, dado que los partidos que siguen son como finales y ni alguien tan chiflado como Maradona metería a un delantero de 35 años en un partido de octavos o cuartos de final.
Pero Martín ya estaba feliz: para él la noche era completa, pues su equipo ganaba, pasaba de primero de grupo y al fin se le hizo su debut mundialista.
Y llegó Messi.
Obsesionado con marcar un gol en este Mundial (paciencia, pequeño saltamontes), Messi tiró por enésima vez en el partido. El portero griego rechazó a como pudo y la bola, la maldita bola, le quedó al roco, al capricho de Diego, a ese, sí, a ese que llaman Martín Palermo.
El macho acomodó al otro lado del arquero, con estilo, y aunque sabía que había anotado desde el momento en que el taco y la bola se juntaron, no celebró sino hasta que vio la redonda al fondo, en los mecates, allá donde no pudo colocarla tres veces, hace ya muchos años, por la vía del penal.
Palermo salió corriendo y a mí, sólo frente al tele gigante de la cafetería, se me vinieron las lágrimas. Mierda, primera vez que se me afloja el menudo viendo un partido de una sele que no sea Costa Rica. Maldito Palermo, me sacaste las lágrimas.
En el banco, el enano peludo brinca como endemoniado, besa, abraza y toca nalgas... Maradona se ha salido con la suya y con ese gol de Martín dejó callados, al menos por hoy, a todos los que lo criticaron –con razón– por ser un entrenador a la Charly García: alguien que, a pesar de sus atentados contra sí mismo, siempre se las arregla para sonreír de último.
Antes de que empezara el Mundial africano yo no tenía equipo predilecto. Brasil me cansa con sus payasadas y el único equipo europeo que me llamaba la atención, España, está para tragicomedias. Así que hoy me decidí y voy por Argentina, no por Messi ni por todos los demás magos albicelestes, sino por la Brujita Verón; por el resucitado Palermo y por el corrientazo de Maradona.
Quiero que al final sean esos rocos argentinos los que alcen la Copa, quiero que la Brujita se retire como Campeón del Mundo; quiero que Martín pueda rajar que en su primer Mundial salió por la puerta grande y, por sobre todas las cosas, quiero que el enano peludo tenga más motivos para basurear a Pelé; para inspirar nuevas y disparatadas iglesias en su nombre; quiero una nueva generación de niños llamados Diego Armando... quiero que el entrenador que la Fifa más odia, el que los periodistas detestan por no seguirles el juego, y el que los entendidos aborrecen sea prueba viviente de que el más enano puede tener la leyenda más grande.

viernes, 18 de junio de 2010

El sueño de los pibes.Un deporte, un país.




Lo que se ve, a veces no se puede explicar. Los hechos son más fuertes que todo lo que se pueda haber escrito o dicho antes de que sucedan.
Los hechos:
-Una presencia masiva de hinchas argentinos en Sudáfrica(tal vez más que en cualquier otra copa) con los precios por las nubes y un equipo que clasificó "arañando" y sin convencer.
-Un nacionalismo a flor de piel. De repente todos nos enchufamos. Hasta salimos a la calle a festejar un triunfo con Nigeria, resultado que es totalmente esperable en base a la historia y presente de ambos países.
-Todos vemos el mundial, hablamos del mundial y compartimos charlas de fútbol. Desde mi vieja hasta mi abuela. Aparentemente hicimos un pacto oculto, de informarnos y además tirar para el mismo lado. Compartiendo esto sin distinción de clase social, sexo o religión. Jefes, dueños y empleados comparten charlas durante horario laboral.
Lo cierto es que esto que escribo me surge de pensar en qué es esto que está pasando y a que se debe...
Primero: me parece que tenemos como director técnico a un Petiso irreverente, guapo y ganador. Un tipo que supo ser el más grande, que despierta odios y amores, pero QUE ESTÁ PARTICIPANDO DE UN MUNDIAL NUEVAMENTE CON NUESTRA SELECCIÓN. Y ese es el hecho: estamos con Diego en el mundial de nuevo. Y ahí se encendió la llama de la esperanza. Hasta el que menos lo quiere sabe en el fondo de su ser, que el 10 te puede hacer ganar cualquier cosa. Además se lo nota decidido y coherente. Esto es algo que hay que decirlo porque es así: hasta el desagradable "que la sigan chupando" sirvió para que dentro del corazón se transforme en un "hermano: estoy poniendo lo mejor de mi, tiremos para el mismo lado". Y yo pienso que el pueblo a eso lo entendió, hasta los periodistas me animo a decir...
Segundo: tenemos el as de espadas. Messi. El pibe es un crack. Está maduro y asume responsabilidades. Bien rodeado en la selección, parece que puede hacerse cargo del papel que ocupa en el fútbol mundial.
Tercero: es un pueblo con un nacionalismo renaciente(me impresionó lo del bicentenario)y se nota que necesita un título como este. Es una necesidad de identidad y sentir eso de ser el "campeón del mundo" en el deporte "más popular de todos".Inclusive a un equipo discutido hasta el final, fueron miles de personas a despedirlo camino a Ezeiza.
Cuarto: Hay equipo. Sobra la materia prima. Y el cuerpo técnico que parecía que no trabajaba la parte táctica, lo está haciendo muy bien.
Por todos estos motivos; la relación causa consecuencia puede ser explicada.
Somos amantes de la redonda y aspiramos( con justa causa ) a esta copa. Ojalá se de. Hay que ir paso a paso. Si los motores andan aceitados, la máquina puede ganar la carrera. Pero no debemos creer que el éxito es sólo ser el 1. En esta sociedad es hora de que empiecen a verse los méritos por detrás de la copa, es la única manera de ser el mejor.
El secreto para todo esto: EL GRUPO POR ENCIMA DE LAS INDIVIDUALIDADES.

Seguidores